miércoles, 10 de enero de 2007

Vacantes Laborales para el colega Oliveira

Me dirijo en esta ocasión a mi amigo y colega, el Sr. Oliveira, ávido de encontrar un puesto en el Servicio Consular (Véase "Averiguaciones para el Colega Oliveira").


"Apreciado y distinguido Sr. Oliveira: El Principado de Sealand, pese a tener escasas relaciones con el exterior, es una plaza inexplotada, consularmente hablando; y, se diría, hasta inexplorada.

Me explico.


Su Carisma el Príncipe Roy, aquejado de una mala salud que podemos achacar a las penosas condiciones de vida en su modesto hábitat principesco, ha nombrado príncipe regente a su hijo Michael, quien acaricia la idea de vender el principado. Esto ha alarmado a Su Carisma. Las principales fuentes de ingreso de su microestado son, al día de hoy, la venta de sellos postales y la actividad bancaria: el principado ofrece domiciliar en su territorio a compañías urgidas por zafar del acoso tributario o fiscal de estados más poderosos. Quiere desbancar en esto a las Islas Cayman y a las Islas del Canal (Channel Islands). El escaso terreno disponible no es óbice para esta promisoria veta, desde que no se ofrece un domicilio físico, sino meramente una casilla postal, que parece ser suficiente para el objetivo fiscal perseguido, sobretodo en la tradición británica de mirar para el lado ("fucking side watch", en el lenguaje coloquial del barrio de los barracones de la planta baja del Principado).

Antiguamente, que en la corta vida del Principado quiere decir unos diez años atrás, el boom vino de la mano de la emigración de chinos de Hong Kong, cuando el gobierno británico se negó a otorgar pasaporte a sus súbditos locales al tiempo de devolver aquella ciudad estado al gobierno chino. Pues bien, el Principesco Ministro de Asuntos Exteriores, en aquella ocasión, ideó un negocio incuestionable: a todo aquel honkonés que jurara lealtad y fidelidad a Su Carisma el Príncipe Roy, se le otorgaría pasaporte del Principado, el que, se esperaba, sería admitido en algún momento en la Unión Europea. Este juramento podía expresarse por vía epistolar, por e-mail y aun tácitamente, siempre y cuando el interesado depositare el importe solicitado en la cuenta bancaria señalada al efecto. El problema o, más bien, uno de los problemas fue que el Sr. Ministro, por error, indicó los datos de su propia cuenta bancaria y no los del Principado, tan escaso hoy como entonces de las preciadas divisas que el mundo le retacea. Y el Sr. Ministro, malintencionadamente según algunos, abrió su cuenta en tierra firme, con lo que escapaba por completo al modesto brazo de la ley del pequeño y paupérrimo principado insular.

El otro problema fue aun más grave. Todos los honkoneses que llegaron a los diversos aeropuertos de la UE fueron devueltos a su lugar de origen, lo que hizo abrigar en sus amarillos corazones gran resentimiento contra Su Carisma, al que juzgaron autor del timo. Al día de hoy el Ministro de Asuntos Exteriores aún no se presenta a dar una explicación satisfactoria sobre el destino de los fondos (se dice que vendió cerca de diez mil pasaportes) y dilata día tras día su comparecencia ante el Gran Colegio Ejecutivo y Represor de Sealand, presidido por Su Carisma e integrado por su Donosura (la esposa del Príncipe). Se encuentra disponible el cargo de Secretario de Actas y, he aquí, ya le estoy anunciando, amigo Oliveira, una de las posibilidades laborales que el Principado ofrece. Sobre la manera de remunerarlo y de otras plazas disponibles, me explayo más adelante.
Pero bueno, volviendo al enojoso asunto de los pasaportes, sucedió que muchos de aquellos honkoneses, aunque tardaron, regresaron al fin a Europa y juraron cobrarse venganza. Desde luego, no todos los orientales son expertos en artes marciales, pero un buen número de ellos no temen en hacer saber a patadas su disconformidad, cuando la severidad del asunto así lo exige. Y eso fue, precisamente, lo que le ocurrió a Su Carisma, cuando un día, paseando de civil y surtiéndose de verduras y ojalá de algún trozo de carne en un mercado de Essex, todo dentro de lo que le permitían sus escasos recursos, fue reconocido por uno de sus súbditos chinos cuando intentó comprarle dos ejemplares de jurel. El honkonés empezó a hacer alharaca y al punto acudieron varios de sus compañeros, dispersos en aquel mercado, y se congregaron en círculo, rodeando a Su Carisma, para escuchar una especie de arenga del agitador, al parecer en cantonés y, mientras avanzaba el discurso, los súbditos mostraban algo así como odio en sus semblantes, de común inescrutables. Si en estos rostros insondables era posible ahora notar ese tipo de emoción, pensó Su Carisma, era porque la animadversión que les provocaba su persona era suma, de manera que, temiendo por su vida, negoció en el acto valiéndose de los conocimientos de mandarín que adquirió cuando sirvió para Su Majestad Británica en la guerra de Corea (en otro tiempo Su Carisma fue súbdito de aquella monarca). Es un secreto a voces en el Principado que Su Carisma no es un buen negociador -se aduce como prueba el poco tino observado para nombrar a su antiguo Ministro de Exteriores-, de modo que en esta ocasión la negociación comprometió, quizá decididamente y para siempre, el carácter europeo de su Principado. Su Carisma firmó "un papel", según sus propias palabras, redactado en mandarín, que aseguraba el derecho de estos súbditos honkoneses no sólo a residir en el Principado, sino a traer a todas sus familias, incluso cuando residiesen en China continental, más un cupo adicional para cada súbdito de cincuenta plazas, a todos quienes se les surtiría de los respectivos pasaportes. Se aseguraba, por último, que los súbditos firmantes del acuerdo podrían vender estos pasaportes extranumerarios e, incluso, adoptando el título de "Tutor", establecer un régimen tributario unipersonal especial para los adquirentes. Posteriormente y ya redactado el documento, se borroneó donde decía "adquirentes de los pasaportes" y se cambió por "nuevos súbditos y ciudadanos", ello por recomendación de un abogado ad honorem que en aquel tiempo servía a Su Carisma, quien al teléfono desde Bruselas informó que la redacción primitiva no franquearía jamás el ingreso del Principado a la UE e, incluso, podría significar algún tipo de persecución judicial. Por el mismo motivo se tachó la frase que, según el entendimiento del mandarín del que hace alarde Su Carisma, habría dicho algo así como que los nuevos súbditos, en retribución de su nuevo pasaporte y condición de ciudadano para-europeo, prometían prestar servicios personales a su tutor por el tiempo de veinte años, sin derecho a contraprestación o remuneración algunos, renunciando a todo tipo de reclamación si, ante el intento de eludir esta fundamental obligación, su tutor decidiere aplicar una fuerza proporcionada para asegurar, con grilletes, cadenas y otras prisiones, la persona del súbdito desobediente.

Pues bien, amigo Oliveira, decíamos que el cargo de secretario de actas del Gran Colegio Ejecutivo y Represor del Principado se encuentra vacante, y Su Carisma, aquejado por una severa artritis, agravada por la borrasca permanente del Mar del Norte, ya no puede por sí mismo labrar actas en su vieja Underwood. Se impone dar un salto a la modernidad, aunque no sea más que a una Olivetti de los 60', asunto en el cual Ud. podría terciar. El Príncipe, agobiado por las deudas y su mala salud, ha puesto en venta diversos títulos nobiliarios, pero le falta capital: Los títulos habrán de ser impresos de alguna forma. Talvez si Ud. contribuyere con una pequeña cantidad, suficiente para mandar a imprimir un ciento de títulos nobiliarios más lo necesario para insertar un pequeño aviso en El Mercurio dominical, en ABC, The Times y otros medios con llegada segura al público objetivo previsto para este emprendimiento; Su Carisma estaría dispuesto a aceptar el establecimiento de relaciones consulares con Chile y Ud. podría granjearse el cargo. Es más, atendida la extrema necesidad que hoy aqueja a nuestro Príncipe, creo no exagerar si digo que el trámite de establecer relaciones a nivel de consulado con Chile puede ser pasado por alto, de modo que Ud., si contribuye de la manera que le estoy diciendo, podría entrar a servir desde ya el cargo de Cónsul. Como podrá ver, el costo del emprendimiento es sensiblemente menor al de la adquisición de una patente consular y, una vez posesionado, puede dedicarse a urdir nuevos negocios y servicios, no sólo para ofrecer a nuestros connacionales, sino al público en general; como, por ejemplo, retomar el asunto del domicilio de compañías de papel, cuentas bancarias virtuales, administración hotelera para cobijar a incautos visitantes ocasionales, defensa del territorio, etc.

No me explayo más porque Su Carisma me pidió publicar una semblanza laudatoria y hasta el momento no ha hecho el depósito convenido en mi cuenta. Ya idearé una forma de cobrarme.

Lo saluda attsmo. s.s.s.,

Eleuterio Gálvez."

5 comentarios:

Eulalia dijo...

Cónsul,
que le noto yo como con un poco de coña marinera para tratarse de asunto tan serio.
No sé, no sé... A lo mejor me acerco este fin de semana por el país en cuestión, para aconsejar a Oliveira con conocimiento de causa.
Aunque quizá espere al verano.
Un beso.

Eleuterio Gálvez, el cónsul temerario dijo...

Ay, Eulalia. No descreas. Como todo lo que digo puede ser estrictamente cierto o, a lo menos, posible, he procurado entregar datos fidedignos a mi colega Oliveira. En la especie, no hay sorna y el principado efectivamente existe. Puedes ver una noticia en el siguiente vínculo del diario El País:

http://www.elpais.com/articulo/gente/principe/Sealand/pone/venta/pais/pequeno/mundo/elpepugen/20070108elpepuage_3/Tes

Un beso,
Eleuterio.

Anónimo dijo...

Mi querido amigo y colega: He leido con atención su entrega de hoy y, aunque ya tarde por la noche mis neuronas funcionan de manera impredecible, he decidido poner atención a sus consejos y lanzarme, no sin cierta indecisión, a entablar diálogo con Su Carisma ( ultimamente he tenido sólo contactos con Zu Caritas de Kellogs) a efectos de ofrecerle mis servicios. En principio le ofreceré sin costo, una Olympia SG 3, un poco más moderna que su antigualla americana y, dado su origen,bastnate mas confibale. Debe tener Ud.`presente que, en alguna ocasión hube de desempeñar en mis años mozos, la noble función de técnico en dichos artefactos, por lo que se de lo que hablo.
Por otra parte, trataré de agenciarme los recursos para la impresión y publicación de los avisos correspondientes, aún conciente que, a la fecha, y en este puerto de ciegos y cultores de reggaetón, sólo he obtenido el equivalente a ochenta euros que, como entenderá, he empleado en mi manutención; por lo que veo difícil el emprendimiento.
Pero, en fin, como usted ha indicado en fechas pasadas, como dice nuestro amigo común: más discurre un hambiento..., etc, etc.
Sin embargo, me pasa que cada vez que cito aquel viejo adagio, me viene a la memoria otro dicho, empleado por otro amigo común y que es viejo, como el hambre: " vinieron los sarracenos.....".
Lo mantendré informado mi dilecto y sabio maestro.
S.S.S.
Oliveira

Albornoz & Bórquez dijo...

Desde acá lo visitamos estimado Cónsul, y los invitamos cordialmente a pasar a tomarse un cafecito.
Oliveira y Solis
(Albornoz & Bórquez)

Eulalia dijo...

Cónsul, había leído la noticia, pero la coña marinera la puso usted.
Un beso.